El Índice de Ambiente Laboral promedio de este grupo es 56, mientras que el Índice promedio de las empresas que tienen un objetivo explícito de ambiente laboral en su planeación estratégica es 80. La diferencia habla por sí misma. <br /> <br /> ¿Cómo lograrlo?<br /> Por supuesto, tal y como ocurre no se en el caso de los indicadores de negocio, no se trata únicamente de medir: valorar el nivel de logro en la consecución de una meta, no implica actuar en pos de alcanzarla. <br /> <br /> Además de una medición, hacen falta acciones decididas, sistemáticas y consistentes, de modo que la realidad se transforme de una medición a otra. Medir, entonces, aparece como una etapa necesaria para concretar objetivos, identificar el avance en la configuración de las condiciones de borde que redundan en su consecución, conocer el impacto de las acciones, y reorientar, cuando se impone, los esfuerzos y recursos que no están aportando el valor previsto.<br /> <br /> La valoración de ambiente laboral por sí misma no constituye un factor de transformación, aunque se argumente, no sin razón, que envía un mensaje de preocupación de la empresa por el bienestar de sus colaboradores; no obstante, sí puede plantearse, dejando escaso lugar a la controversia, que valorar periódicamente el nivel de desarrollo alcanzado por la empresa en lo atinente al ambiente de trabajo, planteando objetivos retadores y factibles en los que converjan intenciones concretas y genuinas, representa un elemento esencial para la dirección eficaz de las acciones de transformación.<br /> <br /> Como en el caso de los objetivos de negocio, medir aparece como una instancia ineludible para asegurar que se camina en la dirección correcta, asignando recursos materiales e intangibles de manera que se haga máximo el balance entre costos y beneficios. Los datos señalados corroboran de forma muy significativa estos planteamientos. <br /> <br />