Los dispositivos móviles tiene aplicaciones con accesorios para diagnosticar una infección del oído hasta apps que pueden monitorear la salud mental. Existen muchos aspectos positivos de estos nuevos programas, como también preocupaciones sobre ataques informáticos y de privacidad.<br /> <br /> “Digamos que le sale un sarpullido que un doctor tiene que examinar. Hoy, puede tomar una foto con su teléfono inteligente y descargar una aplicación para procesarla. En cuestión de minutos, un algoritmo le envía un mensaje de texto con el diagnóstico. El mensaje puede recomendar los próximos pasos, como aplicar una pomada o ir a ver a un dermatólogo”, explica Topol.<br /> <br /> Los Smartphones también tienen aplicaciones que permiten tomar la presión arterial o incluso hacer un electrocardiograma. Topol asegura que las aplicaciones de ECG han sido aprobadas por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) y validadas en numerosos estudios clínicos.<br /> <br /> Los datos provistos por las aplicaciones son inmediatamente analizados, graficados, exhibidos en pantalla, guardados y (si lo desea la persona) compartidos.<br /> <br /> Mediante el uso de sensores inalámbricos incrustados en la ropa, una persona puede utilizar su teléfono para generar sus propios datos médicos, incluyendo la medición de sus niveles de glucosa y oxígeno en la sangre, presión arterial y ritmo cardíaco. <br /> <br /> Fabricantes como Samsung, LG o Sony han lanzado varios productos tecnológicos que entran en el área de los dispositivos ultraportátiles, que permiten monitorear toda actividad humana. Asimismo, actualmente Samsung trabaja en una diadema sensorial que permitiría anticipar a una persona si se encuentra en riesgo de sufrir un derrame cerebral. <br /> <br /> La accesibilidad a los médicos también ha cambiado. Con aplicaciones de mensajería como Line y Whatsapp, el doctor está más asequible a los pacientes. Esto revoluciona el negocio de la salud y cambia la forma de funcionar de esta industria. <br /> <br /> <br /> <span style="font-style: italic;">Fuente: Wall Street Journal</span><br />