Un travieso niñito llamado Calvin se dio a conocer en los diarios estadounidenses en 1985. Volvía loca a su madre con mensajes como “prepárate para la aniquilación, desgraciada terrícola”, atormentaba a una compañera de clase diciéndole que había traído un “termo lleno de flemas” para el almuerzo, y tenía un letrero sobre su dormitorio con la leyenda: “Entre y muera”. <br /> <br /> Millones de personas se enamoraron de él.<br /> <br /> En el pico de su popularidad, en 1994, su creador Bill Watterson, que rondaba los treinta años, decidió retirarse. Poco y nada se ha escuchado de él desde entonces. <br /> <br /> El año pasado la Biblioteca y Museo de la Historieta Billy Ireland de la Universidad de Ohio realizó una exitosa convocatoria de una retrospectiva de su obra. El catálogo de la muestra,<span style="font-weight: bold; font-style: italic;"> Exploring Calvin and Hobbes</span>, salió a la venta en Estados Unidos en la segunda semana de marzo y permite tener una idea más acabada del trabajo de Watterson, así como del misterio de su retiro.<br /> <img src="http://ekosnegocios.com/negocios/EQUIDNA/fotos/f1/5545.jpg" /><br /> Parece ser una tira acerca de la <span style="font-weight: bold;">amistad entre un brillante e inadaptado chico de seis años, Calvin, y su tigre mascota, Hobbes.</span> Pero al adentrarse en la historieta, el lector se encuentra con otras versiones de los personajes. Hobbes es un animal de peluche, y cuando éste y Calvin están solos, Hobbes es un alegre e ingenioso compinche del pequeño. <br /> <br /> La historia puede ser entendida en varios niveles: como un comentario sobre la riqueza de la imaginación y la fuerza subversiva de la creatividad, o sobre el irreconciliable conflicto entre los deseos íntimos y las realidades del mundo exterior.<br /> <br /> Dos cosas diferencian a esta tira del resto: su calidad artística y su creatividad. Según un artículo del Wall Street Journal, <span style="font-weight: bold;">Calvin está dibujado con la simplicidad de un Charlie Brown, pero los dinosaurios que pasan por su mente están dibujados con el marcado claroscuro del realismo fotográfico de los comics de los años 50. </span><br /> <br /> Las fantasías de Calvin son siempre más vívidas, más reales que la realidad.<br /> <br /> El verdadero tema de la tira son estos sueños: la ciudad de Stupidopolis, que Calvin construye—y luego destruye—con castillos de arena; el Transmogrifier (una caja de cartón), que le permite convertirse en un tigre como Hobbes; los esfuerzos de El Hombre Estupendo para evitar los deberes, y los del Astronauta Spiff (“erguido precariamente sobre un chorreante montón de pasta pútrida”) para eludir las comidas preparadas por la madre de Calvin.<br /> <br /> Han pasado veinte años desde que Watterson tomó la decisión de interrumpir “Calvin y Hobbes”. “El mundo de la tira parecía completo”, señaló el dibujante en una entrevista de la Biblioteca Ireland. <br /> <br /> <br /> <span style="font-size: 8pt; font-style: italic;">Fuente: Wall Street Journal</span><br />