<span style="font-weight: bold; font-size: 8pt;">Por: Dra. Mónica Villagómez de Anderson, Vicepresidente del Instituto Ecuatoriano de Gobierno Corporativo</span><br /> <br /> Esta disputa no nos puede dejar indiferentes a quienes desde hace más de una década nos hemos involucrado activamente desde la academia y la práctica en tres asuntos sustanciales y transversales para el desarrollo y competitividad del sector empresarial y del Ecuador, como son Gobierno Corporativo, Gobierno de Empresas Familiares y Familias Empresarias; y hemos trajinado dos décadas en la búsqueda de la apertura voluntaria de los capitales de las sociedades. Por eso y para entender el valor de estas figuras en la economía es necesario hablar abiertamente sobre esos asuntos.<br /> <br /> Las empresas en el mundo generalmente nacen familiares por la iniciativa de un emprendedor, de una pareja, de padres e hijos o de hermanos y en el sentido más amplio entre amigos. Esto es natural porque son fruto de sueños, de ideas de personas visionarias que se convierten en proyectos y se implementan en un primer y gran paso en el que existe sacrificio, coraje y entusiasmo, así como dudas, expectativas y temores.<br /> <br /> En esta etapa las preguntas son ¿A quién acudir? ¿A dónde regresar a ver? ¿En quién confiar sin que exista la mínima posibilidad de que la idea sea robada? La respuesta a esas preguntas se la encuentra en elcírculo de confianza más cercano,<br /> más blindado, el “propio”, y ese es indudablemente la familia.<br /> <br /> En el núcleo donde se aprendió a vivir, a luchar, a pelear, a ser uno mismo y en el que se conoce a todos sus miembros. Cabe mencionar una estadística de las más importantes del mundo en esta materia, producida por Family Firm Institute Inc. en la que se observa el porcentaje de empresas familiares en relación al tejido empresarial de algunos países: Alemania 57%; Singapure, Uruguay Argentina y Costa Rica 70%; Italia 94%; Perú 74.7%; Pakistán 80%; México e India 79%; Líbano 85%; Chile 60%; Estados Unidos de Norteamérica 63%; y, Ecuador 93%.<br /> <br /> Ecuador el 93%, es decir que prácticamente todo el sector empresarial ecuatoriano es familiar. Ahí están comprendidas Pymes y grandes empresas, siendo las primeras las más preponderantes.<br /> <br /> De ahí, la indignación de los ecuatorianos cuando se pretende minimizar a las empresas familiares, su valor y su aporte al desarrollo del país; cuándo implicitamente se desconoce la tenacidad, el sacrificio y el riesgo asumido por los emprendedores que son los que forjan día a día el Ecuador.<br /> <br /> Como en todos los ambientes han existido y existen personas y empresas que no han tenido las prácticas correctas y operan fuera del marco de la ley. Esas deben ser identificadas y sancionadas como lo prevé la Ley; pero eso no significa que las empresas familiares por ser tales tienen en su ADN una esencia de explotación, de evasión de impuestos, de depredación a la sociedad. <br /> <br /> Son parte esencial y sustancial de las sociedades y del crecimiento y desarrollo económico. Otro aspecto que no tiene un enfoque técnico en la Ley de Herencias es lo que se llama el capitalismo popular o democratización de los capitales. Hay que mirar que esa institución no se la consigue por ley, porque sus atributos están basados en la autonomía de la voluntad, tanto de la empresa, como del trabajador y pasa por un proceso cultural profundo. No toda empresa, familiar o no, está preparada para abrir su accionariado, pues además de la voluntad manifiesta debe existir la necesidad de encontrar o ampliar las estructuras de financiamiento, de expandirse y/o traspasar las fronteras, por ejemplo. <br /> <br /> También deben contar con un importante grado de madurez y buenas prácticas de gobernanza corporativa que a más de formalizar la institucionalidad son herramientas para la administración de riesgos, la competitividad y principalmente para la adecuada transparencia informativa y rendición de cuentas. Los inversionistas deben tener el propósito de ser accionistas, a sabiendas de que ser accionista implica un riesgo que puede ser gestionado si comprenden sus obligaciones es decir la estrategia y marcha de la empresa y se involucren en la toma de decisiones conscientes y analizadas, dentro del ámbito que les corresponde que es la Junta General de Accionistas.<br /> <br /> Las empresas familiares y la democratización de los capitales no son excluyentes. Pueden convivir armoniosamente, siempre que se respeten los dos bienes sociales esenciales que son la familia y la empresa y se arbitren los medios necesarios para separar sus ámbitos de acción. El fundamento de esto es la libertad.