En América Latina, Ecuador sigue siendo el país con la mayor población refugiada, unas 60.500 personas según datos gubernamentales. Hoy sabemos que desde el año 2000 alrededor de 175.000 personas (en un 98% de origen colombiano) han llegado al país en busca de este espacio de asilo; y al menos 500 personas siguen cruzando cada mes la frontera en busca de la seguridad, dignidad e inclusión para un adecuado desarrollo de sus proyectos de vida.<br /> <br /> Gracias a una política positiva de acogida humanitaria desde el Estado ecuatoriano, estas familias viven hoy fundamentalmente en las ciudades, tanto las grandes urbes del país como Guayaquil y Quito, como también las ciudades de frontera o los núcleos comerciales como Santo Domingo.<br /> <br /> Como para cualquier familia, el acceso a unos medios de vida sostenibles es la clave de un proceso de integración. En el Ecuador, el 79% de los refugiados que llegan son mujeres y hombres en edad activa y un importante porcentaje de niños, niñas y adolescentes con ganas de salir adelante, que muestran un interés en trabajar para mejorar su situación y aportar de manera activa al desarrollo del país. Todos ellos tienen un gran potencial, habilidades, capacidad de aportar al Estado y la sociedad ecuatoriana.A través del marco constitucional, que reconoce como derecho la movilidad humana, y a través del Plan Nacional del Buen Vivir, el Ecuador favorece que las personas en situación de refugiadas puedan encontrar en el país una solución que ponga fin al ciclo de desplazamiento forzado.<br /> <br /> El Viceministerio de Movilidad Humana, como ente rector en la materia, en coordinación con otras instituciones como la Defensoría del Pueblo del Ecuador, o la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, trabajan para que estas familias, con su experiencia, bagaje y resiliencia, puedan ejercer como ciudadanos de pleno derecho en este país, y enriquezcan nuestra sociedad con su diversidad.<br /> <br /> En este contexto, la sociedad en su conjunto, el sector privado y todas y cada una las personas, pueden ser actores relevantes para que estas mujeres, niños, hombres, puedan retomar sus vidas en paz y aportar al desarrollo de Ecuador. A través de las acciones cotidianas, así como de acciones específicas para favorecer la inclusión laboral, en los barrios, en las escuelas, se abre un camino lleno de oportunidades para, en conjunto, aportar a la búsqueda de soluciones dignas a la vida de aquéllos que debieron abandonarlo todo para salvar su vida.<br /> <br /> Inspiras Dignidad es una campaña por la inclusión y la diversidad, en favor de las personas en movilidad humana en el Ecuador, en la que participan la Defensoría del Pueblo de Ecuador, ACNUR y una diversidad de organizaciones públicas y privadas.<br />