Este enfoque sugiere la construcción de políticas y prácticas operativas que mejoran la competitividad de una compañía mientras simultáneamente mejoran las condiciones económicas y sociales de las comunidades en donde operan. Pero, ¿cómo aplicar un enfoque de valor compartido con los pueblos indígenas que aún mantienen sospechas, hacia el sector privado, fundadas en sus relaciones históricas? En primer lugar, es importante tomar en cuenta que no se puede generar valor, sin antes haber tomado medidas para salvaguardar sus derechos. La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la OIT son instrumentos que pueden guiar al sector privado a cumplir con este propósito.<br /> <br /> En efecto, los Reportes de Sostenibilidad, como los impulsados por el Global Reporting Initiative, ya incluyen en sus indicadores de desempeño el cumplimiento de tales derechos. En este aspecto, la consulta y la participación son los más críticos para los pueblos indígenas, ya que garantizan que sus aspiraciones con relación a su propio desarrollo e identidad sean respetadas.<br /> <br /> Una vez abordada la dimensión de los derechos, podemos citar algunos ejemplos de valor compartido del sector turismo en Ecuador. Kapawi Ecolodge, por ejemplo, es una compañía de riesgo compartido operada por comunidades Achuar. Esta empresa genera beneficios económicos directos para las comunidades locales al mismo tiempo que preserva sus tradiciones culturales, los ecosistemas y la biodiversidad. Así mismo, en el Parque Nacional Yasuní, la comunidad Kichwa Añangu, a través de la empresa Napo Wildife Center, genera ingresos de más de dos millones de dólares al año a través del ecoturismo, generando importantes beneficios para la comunidad. El conocimiento tradicional de los pueblos indígenas sobre la conservación de la biodiversidad y los bosques, agrega valor al ecoturismo y turismo comunitario. <br /> <br /> El Banco Interamericano de Desarrollo también se encuentra desarrollando varias evaluaciones de valor compartido en Latinoamérica y el Caribe para ayudar a sus clientes del sector privado en el diseño de modelos de negocios que optimicen los recursos, mejoren la competitividad y generen valor social en las comunidades. En Ecuador, el BID a través de una cooperación técnica apoya a tres empresas privadas de la industria textil, acería y servicios aeroportuarios, Vicunha, Adelca y Quiport respectivamente, a identificar oportunidades de inclusión de las comunidades indígenas y afrodescendientes en su cadena de valor para mejorar su competitividad y generar beneficios socio-económicos en sus áreas de influencia directa.<br /> <br /> En conclusión, los enfoques de valor compartido pueden impulsar el desarrollo social y económico de las comunidades y generar un puente entre el sector privado y los pueblos indígenas, cambiando la forma en la que históricamente ambos sectores se han visto y promoviendo relaciones de beneficio mutuo. Últimamente, existe un creciente reconocimiento de las oportunidades de valor compartido con los pueblos indígenas; no obstante, en el caso de proyectos más conflictivos, como los de la industria minera o hidrocarburífera, la creación de valor compartido es un reto pendiente.<br />