Mónica De Las Casas y Viviana Maldonado de Cooperación Alemana GIZ<br /> <br /> Si su jefe Gustavo necesitaba alguna información, no la podía llamar pues no poseía un celular. Un día él, le preguntó cómo ubicarla en caso de una emergencia y ella le respondió que lamentablemente su esposo le prohibió tener un teléfono móvil.<br /> <br /> ¿Control? ¿Dominio? ¿Machismo? Todo esto vivía a diario Paola quien sufría de violencia contra su integridad emocional. Este caso, sorprendió Gustavo y le hizo interesarse aún más por la propuesta de la empresa de hacer frente a la violencia contra las mujeres (VcM).<br /> Cuatro empresas ecuatorianas: CNT, Endesa-Botrosa, Expoflores y Swissotel – Quito, como parte de sus políticas de Responsabilidad Social Empresarial,RSE, han adoptado medidas para prevenir la VcM. Esta experiencia les ha dejado resultados positivos, ya que hay mayor rendimiento de sus trabajadores/as; mayor confianza, lealtad a la compañía y la rotación de su personal ha disminuido.<br /> <br /> La Cooperación Alemana implementada por la GIZ, a través de su programa regional, Combatir la Violencia contra las Mujeres en Latinoamérica ComVoMujer, brinda asesoría técnica a las entidades que estén interesadas en incluir la temática. Una parte del trabajo de la organización consiste en capacitaciones, talleres, campañas se sensibilización y una certificación on-line donde se indica que la empresa es segura, líder en tolerancia cero frente a la violencia.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">La violencia repercute en la producción empresarial</span><br /> En el Ecuador, 6 de cada 10 mujeres son violentadas, mayormente por parte de sus parejas (INEC, 2011). Esta realidad afecta en la seguridad y ambiente laboral. En muchas ocasiones se cree que la solución es despedir al agresor o a la víctima, pero en la actualidad se propone otra alternativa, en la que se involucra a las empresas y sus colaboradores/as, desde una filosofía “ganar-ganar”. Las compañías que realizan acciones de RSE, entienden que prevenir la violencia contra las mujeres, VcM, repercute favorablemente en su negocio.<br /> <br /> ¿Por qué las organizaciones deben involucrarse? Porque la VcM además de ser parte de una problemática social y de salud pública es una realidad que afecta la producción empresarial. Por ejemplo, una mujer violentada se ausenta de sus labores para curar sus heridas físicas y emocionales, igual pide permiso en el trabajo su agresor quien le “acompaña” al centro médico para asegurarse que no le denuncie. Por lo tanto queda un vacío en la cadena de producción de ambas compañías donde trabajan, tanto el agresor como la víctima; y el resultado no será el más óptimo.<br /> <br /> Estudios realizados por la Universidad San Martín de Porres (USMP) y ComVoMujer de la GIZ evidencian el impacto a nivel económico de la VcM. En Bolivia representa el 5.8%, en Perú el 5.7% y en Paraguay el 2.3% del PIB (2016).<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Cuatro empresas comprometidas</span><br /> En Ecuador ComVoMujer de la GIZ trabaja, entre otras empresas, con la CNT, Endesa-Botrosa, Expoflores y la cadena hotelera Swissôtel-Quito.<br /> <br /> Según uno de los jefes provinciales, en la CNT se han dado avances positivos. Las mujeres tienen mayor confianza producto de los talleres realizados. Los hombres también se involucran más. “Incluso los hombres ya no hacen bromas machistas y se da capacitación hasta para sus hijos”, indica. La CNT implementó su campaña “Junt@s somos responsables para prevenir la violencia contra las mujeres”. Desarrolló un sistema de aprendizaje virtual con el que certificó y sensibilizó muy rápidamente a 3.000 colaboradores/as.<br /> <br /> Instaló una APP para Smartphones, “Junt@s”, que detecta la VcMy permite pedir ayuda de forma camuflada. La aplicación es gratuita y, al momento, está preinstalada en 500 celulares que la empresa comercializa.<br /> <br /> En cambio, Endesa – Botrosa incorporó desde el 2010, la equidad de género y la prevención de la VcM dentro de sus acciones de desarrollo productivo agroforestal, a través del programa “Empresa Segura” todo su personal fue capacitado y sensibilizado, incluyendo la planta industrial Provemundo.<br /> <br /> Por su lado, Expoflores sensibilizó a más de 1.300 colaboradoras/ es de las fincas florícolas socias de este gremio. Desarrolló una capacitación especializada para el personal médico y de recursos humanos para una adecuada derivación de casos a los servicios estatales. Asimismo desarrollaron la campaña “Mujer FlorEc sin Violencia”, con un mensaje preventivo que a la vez posiciona su producto. <br /> <br /> En el caso del Swissôtel–Quito, con el firme compromiso de la gerencia y el apoyo del programa de la GIZ, se capacitó al personal de la empresa en la prevención de casos de acoso sexual y violencia de género, según lo señala su trabajadora social, Martha Madrid. Ella afirma también que desde que se impartieron los talleres el personal es más respetuoso.<br />