Sin embargo, en nuestra región, el 75% del trabajo doméstico no remunerado es realizado por mujeres, 1 de cada 3 mujeres no genera ningún ingreso y el 54% trabaja en contextos informales, con ingresos inestables y escasa protección social. Por lo tanto, estamos privando a las empresas y a la sociedad en general de su talento y aporte financiero a la economía familiar, de sus comunidades y países.<br /> <br /> Tenemos una oportunidad extraordinaria para promover el papel de la mujer en las esferas social, política y económica. Esto es indispensable si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, una serie de objetivos globales que incluyen erradicar la pobreza en todas sus formas, promover el crecimiento equitativo y lograr una educación de calidad para todos — dentro de los próximos 12 años. Los ODS están fuertemente interconectados y la igualdad de género es esencial para que tengan un amplio desarrollo.<br /> <br /> El compromiso de los países de todo el mundo, para alcanzar los ODS, es fundamental para el empoderamiento laboral de las mujeres y los números corroboran lo mencionado. Según un informe del McKinsey Global Institute, la igualdad de género en la fuerza de trabajo podría sumar hasta USD 28 mil millones a la economía mundial para el 2025. Un reciente estudio de Harvard Business Review descubrió que las empresas que potencian la inserción tienden a ser más innovadoras e inclusivas; factores que conjugados se constituyen los impulsores del crecimiento de la empresa.<br /> <br /> Todo esto está al alcance; sin embargo, las empresas deben tomar medidas concretas para que efectivamente suceda.<br /> <br /> Para debatir sobre los desafíos y las mejores prácticas para promover la igualdad de género en el lugar de trabajo, se reunieron más de 400 representantes empresariales y gubernamentales, en Santiago, Chile, del 27 al 28 de febrero en el marco del IV Foro Global de Empresas para la Igualdad de Género siendo una iniciativa conjunta del Gobierno de Chile y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en asociación con la Organización Internacional del Trabajo y ONU Mujeres.<br /> <br /> Estudios recientes revelan que una mayor participación de las mujeres en las juntas directivas de las empresas, conduce a mejores resultados financieros, así como a niveles más altos de responsabilidad social corporativa. No obstante, las mujeres ocupan menos del 5% de los cargos como directoras ejecutivas, en las 500 compañías de Standard & Poor's y menos del 20% en las juntas directivas de las compañías.<br /> <br /> Las cifras de América Latina no mejoran el panorama. Aquí, según la OIT, las mujeres representan solo el 4,2% de los directores generales entre las 1.269 empresas que cotizan en bolsa. Además, casi la mitad de los consejos ejecutivos de la región están formados exclusivamente por hombres, y las mujeres representan en promedio únicamente el 8,5% de los miembros.<br /> <br /> Tanto en los países ricos como en los pobres, las mujeres soportan una carga desproporcionada de trabajo de cuidado no remunerado, privándolas de oportunidades para obtener un ingreso, iniciar sus propios negocios y participar en la vida pública; privando, de esta manera, a la economía de sus talentos y aportes. De acuerdo con el último Informe Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial, se estima que al ritmo actual de avance se requerirán al menos otros 220 años para cerrar esta brecha de género y lograr la participación igualitaria en la fuerza de trabajo.<br /> <br /> <span style="font-size: 14pt; font-weight: bold;">La región</span><span style="font-size: 14pt;"> no puede esperar</span><br /> <br /> Durante la última década, el PNUD ha apoyado a socios en 17 países de América Latina y el Caribe, África, Asia y Eurasia para certificar empresas públicas y privadas que cumplan con los objetivos de igualdad de género. A través de la iniciativa "Sello de Igualdad de Género", las empresas certificadas se comprometen a eliminar la brecha salarial de género, aumentar el número de mujeres en puestos de toma de decisiones, mejorar la conciliación laboral y familiar, erradicar el acoso sexual en el lugar de trabajo y aumentar la participación de las mujeres en las industrias tradicionalmente masculinas.<br /> <br /> Varias compañías ya cosechan los beneficios. Por ejemplo, en Chile, a través de la iniciativa de sello de género, la cuprífera estatal Codelco ha promovido grupos mixtos en esta industria tradicionalmente masculina. Del mismo modo, el Banco Nacional de Costa Rica aumentó la representación de las mujeres en los puestos de toma de decisiones. En la misma línea, Scotiabank de Canadá identificó empleados potenciales para un "banco de talentos" que ofrece programas de tutorías para mejorar el acceso de las mujeres a puestos de alto nivel.<br /> <br /> El costo de no permitir que las mujeres contribuyan de la misma manera que los hombres es demasiado grande, no solo para las empresas, sino para la sociedad. Las empresas pueden ser las principales impulsoras del crecimiento inclusivo que conduce a la reducción de las brechas de desigualdad, con el objetivo de no dejar a nadie atrás.<br /> <br /> <span style="font-size: 14pt;"><span style="font-style: italic; color: #666666;">Sobre la autora</span><br /> <span style="font-weight: bold; font-style: italic; color: #666666;">Jessica Faieta</span></span><br /> <br /> <span style="font-style: italic; color: #666666;">Es Secretaria General adjunta de la ONU y Directora Regional del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe. Ha trabajado como directora senior de país en Haití, liderando los esfuerzos del PNUD en la recuperación y reconstrucción de dicho país después del terremoto de 2010. Ha ocupado diversos cargos en oficinas de la ONU en El Salvador, Belice, Cuba, Panamá y Argentina. Jessica tiene una maestría en Administración de Empresas y otra en Asuntos Internacionales, ambas de la Universidad de Columbia. También es becaria mundial de la Universidad de Yale.</span>