En una entrevista exclusiva a Ekos, Eduardo Cavallo, PhD. de Harvard e investigador económico del BID - Washington D.C, expone posibles escenarios en las finanzas nacionales de un país que ha sufrido desastres naturales.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">¿Qué industrias enfrentan mayor impacto financiero?</span><br /> Los desastres naturales, por lo general, traen consigo shocks de demanda y de oferta que afectan a la economía simultáneamente. Los shocks de oferta tienen que ver con la posible destrucción de fábricas, inmuebles carreteras, puertos y otras infraestructuras que causan la interrupción de la cadena de comercialización. Mientras que los shocks de demanda se producen cuando los consumidores se asustan y corren a las tiendas para comprar productos de primera necesidad y también otros productos, antes de que se acabe el stock. La combinación de shocks de oferta y demanda que se producen simultáneamente, dificultan el análisis económico, sobre todo a nivel sectorial. <br /> <br /> En nuestra publicación “Prices And Supply Disruptions During Natural Disasters” junto con el MIT, estudiamos el comportamiento de diferentes industrias después de los terremotos (como el de Chile, en 2010; y Japón, en 2011). Encontramos que los terremotos tuvieron impactos en la disponibilidad de productos en los estantes y un menor impacto en sus precios. En el caso de Chile, la disponibilidad de productos - durante los dos primeros meses después del terremoto- cayó un 32%. En Japón, cayó un 17%, en tan solo 18 días. Sin embargo, encontramos diferencias entre los precios de los productos y su recuperación de oferta. Por ejemplo, en el sector alimenticio (sobre todo los perecederos) sufrieron fuertes caídas de stocks; se recuperaron más rápido aquellos que ajustaron más su precio. En los valores de los productos, en los que el gobierno intentó controlar, los stocks cayeron fuertemente; con excepción del caso de la leche en Chile, donde el aparato estatal aseguró un correcto abastecimiento.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">La investigación ‘The Political Economy of “Natural” Disasters’, publicado por la Universidad de Harvard, sugiere que aunque los gobiernos busquen el bienestar de su población, maximizar sus ingresos tras un desastre es uno de sus objetivos. ¿Qué debe hacer un país para que la asistencia internacional llegue directamente y solamente a zonas afectadas?</span> <br /> <br /> Hay factores de tipo político e institucional que inciden en la vulnerabilidad de una economía cuando suceden desastres naturales. Uno de ellos, es el grado de inequidad: las sociedades más desiguales invierten menos recursos en prevención, quizá porque carecen de la cohesión social que se necesita para actuar en pro del bien general (ya sea como causa o como efecto de la desigualdad). <br /> <br /> En términos más amplios, la medida en que un gobierno responde a los intereses y deseos de la población, seguramente, determina si el país actúa de manera responsable y con iniciativa para prevenir los efectos de desastres naturales. En nuestra investigación “Foreign Aid in the Aftermath of Large Natural Disasters” encontramos que los flujos de ayuda internacional después de un catástrofe aumenta 18% en comparación a los flujos predesastre, lo cual apenas representa el 0.14% del PIB del país receptor y cubre solo aproximadamente 3% del total de daños estimados. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) está apoyando con una línea de crédito de hasta USD 300 millones para hacer frente a las pérdidas y gastos de emergencia tras el terremoto en Ecuador. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">¿Cuáles son los sectores productivos que generan mayor aporte a la reactivación de áreas afectadas?</span><br /> Una vez pasada la emergencia, queda el arduo proceso de reconstrucción. Allí naturalmente los sectores vinculados con la construcción juegan un rol preponderante.<br /> <br /> El restablecimiento de la infraestructura necesaria para la producción es fundamental para cimentar las bases de la recuperación. Restablecer, lo más rápido, el suministro de insumos para la industria es otro factor importante. Los casos de Japón y Chile son muy ilustrativos. Japón, después del terremoto de 2011, sufrió un fuerte impacto en su producción industrial fundamentalmente porque el terremoto afectó el sector energético. <br /> <br /> La producción industrial cayó 15% en el mes subsiguiente al terremoto, y se fue recuperando lentamente a medida que se fue restableciendo el suministro normal de energía. En cambio en Chile, en 2010, donde hubo severos daños a la infraestructura, pero menos problemas con el suministro de energía, la recuperación industrial a los niveles precrisis demandó apenas unos pocos meses.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">Antes del terremoto, Ecuador presentaba un hueco fiscal amplio y una proyección en la caída del PIB del 4.5%, según FMI. ¿Cuáles deberían ser las estrategias económicas para mejorar la economía del país? </span><br /> <br /> El costo de la reconstrucción insume muchos recursos al gobierno. Una gestión activa del riesgo fiscal a través de seguros, líneas contingentes, fondos de reserva y otros mecanismos parece ser un elemento importante de estrategia de cualquier economía previa a un desastre. <br /> <br /> En ese sentido, el seguro contra riesgos catastróficos ofrece una alternativa prometedora, pero el mercado ha tardado en crecer; parte del motivo es la resistencia política a gastar dinero en cobertura de seguro contra de sastres, cuando hay otras necesidades más apremiantes.Pero el problema mayor son las limitadas opciones de aseguramiento disponibles para los países en desarrollo propensos a sufrir esos desastres.<br /> <br /> El surgimiento de un mercado de bonos de catástrofe o CAT bonds, ha ayudado a mejorar esta situación en los últimos años. Esos bonos son instrumentos económicos negociables, emitidos por instituciones financieras. Resultan interesantes para inversionistas mundiales porque aumentan las oportunidades de diversificación de los riesgos. Eso significa que los pagos por concepto de indemnización se pueden hacer con la suficiente rapidez como para ayudar a los países afectados a manejar sus necesidades de auxilio a corto plazo y de reconstrucción.<br /> <br /> Estos bonos pueden ayudar a mejorar la deuda pública y suavizar la volatilidad del presupuesto nacional causada por los desastres. Esto debería permitir que los países en desarrollo se endeuden internacionalmente en términos más atractivos y que reduzcan las existencias de reservas que deben mantener como ahorro preventivo. <br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">¿Cuántos años le toma a un país levantarse, reactivar o mejorar su economía tras un desastre natural? ¿Cuáles son los factores de influencia directa para que las finanzas crezcan o decaigan tras un terremoto?</span><br /> Curiosamente, la teoría económica no ofrece ninguna respuesta clara a esta pregunta. Pero estudios sugieren que los desastres naturales de mayor magnitud (piénsese en el Terremoto de Haití al que se atribuyen más de 200.000 fatalidades y costos económicos que excedían el valor total del PBI de Haití), efectivamente tienen un efecto cuantificable sobre el crecimiento económico subsiguiente, y ese impacto es marcadamente negativo. <br /> <br /> Sin embargo, un hallazgo mucho más alentador es que el resultado es muy distinto en el caso más general. En particular, es poco probable que un desastre de la escala del terremoto de Ecuador tenga algún impacto en el crecimiento del país al cabo de un plazo de 10 años. En la medida en que la respuesta humanitaria frente a la crisis sea efectiva, estos riesgos se ven mitigados. Igualmente hay estudios que han demostrado que las democracias tienden a salir mejor paradas de un desastre natural.<br /> <br /> <span style="font-weight: bold;">¿Cómo un gobierno puede prevenir las pérdidas económicas y humanas frente a un desastre natural?</span><br /> Los gobiernos pueden atenuar el impacto negativo de desastres naturales reduciendo los niveles de exposición al riesgo. Y una manera efectiva de hacerlo es mediante la planificación adecuada del uso de la tierra y otros instrumentos de política, tendientes a limitar la densidad de población y la concentración de infraestructura en áreas especialmente vulnerables. Pero la planificación no es fácil, porque los incentivos en juego tienden a recompensar más las iniciativas exitosas de asistencia posterior que a alentar decisiones prudentes de planificación previas al desastre. Los gobiernos y los dirigentes políticos rara vez son recompensados por decisiones que ayudan a evitar desastres. Además, las iniciativas de atenuación previas a una catástrofe compiten con otras necesidades, lo cual disminuye aún más los incentivos a implementarlas, sobre todo en países pobres donde los recursos son siempre escasos.<br />